domingo, 19 de septiembre de 2010

Quince minutos, no más.

Mira por la ventana sin ver nada, el paisaje corriendo ante sus ojos. No piensa en nada concreto, solo escucha la música de la radio de su móvil mientras se estremece por la corriente de aire que entra por una de las ventanillas. Va en tirantes pero aún así no piensa ponerse la chaqueta, sabe que cuando se baje del bus hará calor y le estorbará. Aún queda unas cuantas paradas antes de llegar a la suya pero ya se remueve inquieta, esperando el momento justo para picar el botón.

De repente, un pensamiento fugaz se cuela en su mente. Y sonríe, una pequeña y tímida sonrisa. Y piensa en él. Su sonrisa se ensancha. Intenta controlarla, no quiere que la gente piense que está loca, aunque lo esté por él. Relaja su expresión y se vuelve a quedar absorta mirando el paisaje. Hace mucho sol pero aún así ella tirita. La corriente de aire le da de pleno. Pero firme a su resolución no se pone la chaqueta que lleva en su falda.

La penúltima parada. Observa si alguien va a picar pero ve que no. Pica ella y se prepara para bajar una vez pasada la rotonda. Procura tener cuidado al levantarse de su asiento: es torpe y no quiere acabar en el suelo haciendo el ridículo o haciéndose daño. No sabría decir lo que más le molestaría de esas dos opciones. Suele bajarse sola, no es una parada muy concurrida pero no le importa. Se baja con cuidado y una vez pisando suelo firme se pone bien la mochila.

Mira la hora que es en su móvil mientras lo vuelve a guardar. Continua escuchando música, en el portal la apagaría. Camina sin pausa pero sin prisa. Está a menos de dos minutos de su casa y tiene unas locas ganas de llegar. Ve al mismo grupo de chicos y chicas en el chino de la esquina. Son bastantes y ella diría que son de primero de la ESO. Pasa por su lado y los ignora. Ve la peluquería que ella frecuenta y piensa que debería de pasarse, quizás lo haga el viernes. Tampoco le urge.

Saca las llaves de su bolsillo y abre la puerta del portal. Aprieta el botón del ascensor y espera a que baje. Se observa en el espejo: pelo moreno azabache rizado, flequillo abierto (intenta ponérselo bien) y ojos marrones oscuros. Se pone bien la camiseta y abre la puerta del ascensor. Pica el botón del tercero y se apoya en la pared. Una vez en su piso abre la puerta de casa y escucha la tele. Ve su plato de comida en la mesa y cierra la puerta. Y piensa: “ Por fin en casa”.

3 comentarios:

  1. Decididamente vas para escritora, ¡mira que describir con esa parrafada todas las vueltas a casa! No podría ser de otra, este blog es tuyo xD
    un besito guapísima!

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  2. Jenny te quiero ero ero ero....!!!!!
    me encanta como escribes, y como dice Lucia vas para escritora.. :P
    :)

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  3. aixx...no sabía que escribieras tan bien(: me ha gustado bastante el texto jeje
    a ver si tu también consigues hacer el vídeo, seguro que también te queda muy bien!
    un besito guapaa!

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